editorial miciudadreal
Puertollano se mira en el espejo de la crisis que asuela a España: la ciudad industrial vaga política y económicamente a la deriva, los gestores y representantes públicos no muestran capacidad de reacción, y entre la ciudadanía cunde el desencanto y la desafección.
A la crisis económica y a la depresión social se suma un Gobierno municipal cuestionado por la autoridad contable regional tras la publicación del informe de la Sindicatura de Cuentas de Castilla-La Mancha. El documento no sólo pone de manifiesto numerosas irregularidades en la gestión del Ayuntamiento presidido por Joaquín Hermoso Murillo. El síndico de Cuentas va más allá, y concluye con apreciaciones de extrema gravedad, que apuntan a que el Consistorio incumplió sistemáticamente la ley en la mayoría de los contratos correspondientes a las grandes obras ejecutadas entre los años 2008 y 2010. Unas actuaciones adjudicadas en su mayoría a la misma empresa, y que costaron más 20 millones de euros.
Lejos de asumir responsabilidades, o depurarlas, o comprometerse a investigar el origen de los incumplimientos, el alcalde de Puertollano y la agrupación local del PSOE se han atrincherado en su particular, desconcertante y contradictorio universo paralelo. Los socialistas se felicitan maquinalmente por las conclusiones del informe y por lo que consideran una “conducta ejemplar” para, acto seguido, acusar a la oposición de ser cómplice de las irregularidades, reconociendo de este modo la existencia de lo que antes negaban.
Por su parte, la oposición ha tardado en reaccionar, y lo ha hecho sin la contundencia que reclama parte de la ciudadanía. PP e IU, separados por una insalvable brecha ideológica que hace imposible cualquier pacto de oposición, se han limitado a recriminar al alcalde las deficiencias de su gestión, pero hasta la fecha no han demostrado voluntad de llegar hasta el final, sean cuales sean las consecuencias políticas, en su papel de contrapeso del Gobierno. Hay que recordar que, incluso, el PP votó en contra, junto a los socialistas, de que el Pleno tuviera conocimiento del balance provisional del informe del síndico.
El caso es que, una vez más, la escena política se ha convertido en el deprimente espectáculo del “y tú más”, observado desde la galería por un público que no se entera de nada.
La sociedad y los electores puertollanenses, contribuyentes todos, exigen simplemente conocer la verdad sin añagazas sobre la gestión municipal cuestionada por el informe fiscalizador. Que el Ayuntamiento se muestre ante el espejo por salud democrática… Y si fuera necesario depurar responsabilidades, hágase con la misma normalidad democrática, so pena de hipotecar aún más el futuro de Puertollano, incrementar el descrédito de la clase política local y el desencanto de la ciudadanía.
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