Más ruegos que preguntas.
En otro Pleno más, y ya son unos cuantos, desde la Plataforma Ciudadana por
el Futuro de Puertollano volvemos a observar cómo imperan el caciquismo y la
jactancia en nuestro equipo de gobierno local.
Después de una sesión cordial, relativamente tranquila y moderada en el
tono, donde se percibía el buen humor de nuestro campechano primer edil, y con
acciones loables como el minuto de silencio en favor de las víctimas de
violencia de género, el apoyo a los afectados por la estafa de las preferentes
o la aprobación por unanimidad de la moción presentada por Izquierda Unida
contraria a la venta de los montes públicos localizados en Puertollano, llegó
el fastidio de todos los Plenos: el turno de ruegos y preguntas, ocasión en
cobra protagonismo la ciudadanía y no el “público”, denominación despectiva que
el señor Alcalde se empeña en otorgar a los presentes en el Pleno, asumiéndolos
como simples espectadores y no como ciudadanos que tienen todo el derecho a
asistir y discrepar de lo escuchado.
Algo auguraba un mal final cuando el señor secretario accidental informó de
la existencia de dos preguntas registradas, siendo cuatro las realizadas por
los compañeros de la Plataforma Ciudadana. Desde aquí nos preguntamos hasta qué
punto se puede negar el registro de dos preguntas selladas por la propia
Oficina de Atención al Ciudadano, en tiempo y forma, y con el debido encabezado
estipulado por nuestro jurista Alcalde. Y es que, en otras ocasiones, las
preguntas que no pasaban el filtro arbitrario de nuestro secretario perpetuo,
eran al menos desechadas en el propio Pleno argumentándose las razones. En esta
ocasión no ha sido así, dichas preguntas se han borrado como si nunca hubiesen
existido.
En el momento en que finalmente se ha dado respuesta a las cuestiones
permitidas con los vanos razonamientos a las que el Alcalde nos tiene
acostumbrado, se ha interpelado por alguna consulta más. Por supuesto, la
réplica negativa del personaje que ejerce la función de secretario leguleyo de
nuestro municipio fue respondida con indignación por los asistentes, que
pretendían formular las preguntas correspondientes, y por otro ciudadano más
que pedía explicaciones acerca de la necesidad de registrar las preguntas con
dos días de antelación y por escrito.
La respuesta del Equipo de Gobierno ha sido abandonar la sala por la puerta
de atrás para acudir a sus coches (muchos indebidamente estacionados en la
propia plaza de la Constitución, como es costumbre). Ante semejante indignación
hemos de denunciar que uno de nuestros compañeros ha sido identificado por un
agente de la policía municipal que, como guardián de su señor, se ha apresurado
a tomarle los datos, no haciendo sin embargo lo propio con los coches que
frente a él estaban aparcados en zona peatonal.
Y cuál fue nuestra sorpresa, al mantener una conversación con el señor
secretario, el recibir por toda explicación que dichas preguntas no se
ajustaban a reglamento. ¡Es increíble! Todavía, alguien de este Ayuntamiento,
se permite decirnos que no nos ajustamos a reglamento, parece mentira, y más
tratándose de preguntas ciudadanas. Como siempre mirando la paja en el ojo
ajeno pero no la viga en el propio.
Hemos de preguntamos hasta dónde llegará la paciencia de los ciudadanos de
Puertollano. La nuestra es infinita, pero la indignación aumenta y de persistir
estas formas prepotentes y chulescas quizás nos encontremos ante acciones menos
amigables y bienintencionadas. Ya hace mucho tiempo que perdimos la fe en este
equipo de gobierno y en una oposición que, pudiendo cambiar las cosas, no hace
nada por mejorarlas.
Porque no sabemos que es peor, si el desprecio de un alcalde acorralado, o
la indiferencia de una oposición que no utiliza su parcela de poder frente a un
equipo de gobierno sin ideas y que, aún sospechoso de todo tipo de actuaciones,
sigue mostrando su arrogancia y transformándose en una autoridad despótica que
poco tiene ya en común con los ideales socialistas o del movimiento obrero.
Dada la impotencia que las mencionadas actitudes nos vienen generado, sólo nos resta el descargo de transmitirlo para conocimiento -y escarnio- general.
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